lunes, abril 06, 2015

Espacios...

 

Te pido el espacio que existía entre tus clavículas y mi pecho al dormir; transpirar.

Los espacios entre tus dedos, donde encajaban los míos.

Espacios entre tus pies y los míos al estar mirándonos sin hablar.

Los que existían entre tu y yo al dormir, cuando me pedías abrazos y los negaba.

Con las ganas inmarcesibles de no dejarte ir, con lo que aún me queda.

Lo único que me separó de ti fue la vida.

Fue el que tus alas sirvieran y las mías estuvieran rotas, no te podía seguir.

La altura perfecta para ponerme de puntillas al quererte besar, tu cabello lleno de desastres, tus drogas perfectas que nos hacían las noches eternas.

Amor, del que se va tan rápido como llegó.

Espacios entre mis olvidos y tus recuerdos que vienen de vez en tanto…

La manera en que nunca sonreías pero sabía que eras feliz conmigo.

La fragilidad de lo que teníamos.

Relativo, efervescente, de esas colisiones que sucedían una vez cada mil años.

Diamantes incrustados en los versos que alguna vez escribiste para mi, cicatrices imborrables en tus brazos y uñas desgarrando mi garganta en las noches reversibles.

Mi niño de colores en la piel, mi niño que se negaba a crecer.

¿Qué importan los finales si todavía sonrío cuando me acuerdo del inicio?


                                                                                     


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