miércoles, noviembre 23, 2016

MIEDOS.

Cambiar mis creencias de lugar, llevármelas detrás.
Intentar que las voces se callen, que dejen a la alegría salir... ¿no es aquí a donde querías llegar?
Las voces que solamente quieren acentuar los malos días.
 ¿En realidad los miles de pezados en los que me rompí fueron extravíados?
Tal vez por eso no encuentro partes de mí que solía mostrarte.
Tal vez por eso no recuerdo tantas cosas sobre tí...
Querer gritarte y no poder acercarme.
Desear no haberte conocido sin haber tenido si quiera la opción, cuando llegue tu ya estabas aquí.
Escuchar que todo se paga y sentir que soy la única que lo carga.
Imaginar lo que sería la vida sin tener que mentir sobre el por qué no estás más.
Reprocharme por no haber sido más valiente, por no haberlo dicho antes.
Culpar a la vida por ponerme en este escenario, cuando el único culpable fuiste tu.
¡Y ENOJARME! ¡ENOJARME TANTO! Nadar en ira por que a veces me estropeas la risa, por que después de tantos años algo en mi cabeza me dice que nada es para siempre, que si no lo fuiste tu, nada lo sería.
Y era extraño vivir sin poder aceptarlo, que una parte de mi me dijera que tal vez si podía fingir que todo había sido producto de tu mala vida, que no lo merecía aún fuera yo tu hija.
Solía darme vergûenza, solía darme miedo.
Todo se acabo justo el día que entendí que no fui nada para ti, que tampoco deberías serlo para mi.
Todo se acabó el día que pude entender que yo de ti no era nada, que tu de mi no merecías ni las lágrimas.
Se acabó el día que dejé caer por las escaleras todas esas noches en las que no podía dormir, las veces en las que te escuchaba gritarle a mamá, las veces que temía quedarme sola en casa y que llegaras, se acabó el día que decidí perdonarte y tu actuaste con cinismo y me nombrabas hija.
Se acabó, por que entendí que perdonarte no significa tolerarte cerca ni aceptar tu actitud, esa de que "nunca pasó nada".

Se acabó por que he entendido que para ser feliz tengo que dejar ir todo esa tristeza que me regalaste en mi cumpleaños número trece...

jueves, noviembre 03, 2016

Contigo...

Cuando te conocí, sentí como si ya te conociera y en ese sentir también se encontraba el deseo de que tu me conocieras a mi y decidieras quedarte.
Tuve un buen presentimiento desde que te vi.
El amor no fue a primera vista, pues probablemente en vidas anteriores yo ya me había enamorado de ti.
Contigo es como estar en casa, incluso cuando no estás.
Me ha sido imposible querer a alguien más, ya no hay espacio en para otra tu, para alguien que quiera ser tu.

Te quise en serio, te quise tan grande. Te quise aún antes de hundirme de tristeza por ti.
Contigo me reía tanto que sonreírle a otra persona ya era compromiso.
Abrazarte y no soltarte fue algo que se volvió parte de mi rutina.
Ponerle tu rostro a todas las canciones bonitas y llorar con Radiohead cuando no me quieres.
Ahora sé por que me enredo en tu cabello al dormir, sé por que disfruto ser parte de ti y no de alguien diferente.
Por que tenemos una casa, un día especial, recuerdos buenos y malos, retos superados, lágrimas y risas.
Nadie más es mi hogar por que se de que color son tus calcetines favoritos y como duermes, por que detecto tu olor y puedo encontrar tus labios en la oscuridad, por que tenemos un bebé y un perro.
Por que tenemos una vida, una en común.
Por que tenemos una historia escrita, por ti, por mi.