12:03 a.
m.
Volátil, feliz a mi
carente juicio de lo que eso significa.
Triste, por ahí
volando.
Tus lienzos de
sonrisas invadiendo mi espacio.
El estado de
melancolía es el que me acomoda más, mi estado natural.
La alegría sin
conocer de donde proviene me asusta, ese latir desconocido y entonado me
confunde.
Espasmos repentinos,
risas no planeadas.
Estoy cuadrada y me
moldeas con tus manos que aún siento desconocidas.
Solía ser una nube,
vaporosa, suave, inexperta, sin rumbos trazados, libre…
Una nube que te
seguía, una nube queriendo tapar el sol, celosa…
Celosa de que el
aire tocara tus poros, de que el sol iluminara tu rostro más que mi presencia.
Solía ser una nube
blanca, espumosa.
Queda una piedra,
una nube que se volvió solida, dura,
gris, rugosa.
De aquella nube no
queda ni la lluvia de lágrimas, ahora una piedra seca.
Llorando en esquinas
regalando lluvias y truenos hasta convertirse en una aburrida roca que
cuestiona hasta el propio piso en el que se posa.
De nube a piedra en
unos pocos años, de libre a estática.
Nadie nunca dijo que
ser nube fuera para siempre….
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